20 años deseducándonos

25.11.2010 06:57

Educación “de calidad”

es  un término vacío

José Fernando Ocampo

16 de noviembre de 2010

Revista: Educación y Cultura

 

Las dos últimas décadas de la educación en Colombia han estado signadas por la política neoliberal del Estado, por la adecuación del sistema educativo a las exigencias de la “apertura económica”, por los actos legislativos reformatorios de la Constitución sobre política educativa nacional de los años 2000 y 2008. Aquí hubo un punto de partida, la Asamblea Nacional Constituyente del 91 en dos aspectos, en lo que se refiere a la educación en sí que da vía libre a la privatización y a la eliminación constitucional del preescolar. Pero, además, instituye las bases constitucionales que conducen a la apertura económica de consecuencias dramáticas sobre la financiación de la educación. Estos elementos han signado y definido los planes de desarrollo de este período. Han seguido las metas de los planes de desarrollo de medio siglo, desde que se estrenaron en Colombia con el llamado “Plan Currie” de 1950 dirigido por el recién fundado Banco Mundial. Al endeudamiento externo como base del desarrollo económico se ha añadido en esta etapa un ingreso desaforado de inversión extranjera en las más diversas formas, especialmente durante los ocho años de Álvaro Uribe Vélez. Barco, Gaviria, Samper, Pastrana y Uribe, sobre la base de la “apertura económica”, con ministerios de Educación tan dañinos como los de Cecilia María Vélez, se propusieron adecuar la educación a los requerimientos de la “apertura económica”, uno de cuyos objetivos fundamentales lo ha constituido la aprobación en el Congreso de Tratado de Libre Comercio.

Con una estrategia pedagógica de estándares y competencias orientada a convertir la educación primaria y secundaria en un proceso instrumental que deja relegado a un segundo plano el conocimiento y la ciencia en el aula escolar, se logra el propósito estratégico de una política que dura ya veinte años. A esta política estratégica se ha sometido la educación pública de primaria y secundaria. Tiene que ver con su adecuación a una economía de subdesarrollo y dominación económica extranjera. Es la complementación de largo alcance que comenzó con la doble jornada hace más de cuarenta años y con la promoción automática más de veinte. Así Colombia va teniendo una educación de doble faz, la pública sometida a las condiciones de mediocridad e instrumentalismo; la privada dirigida a la formación de los instrumentos de dominación. En la educación privada de clase media para arriba la educación es de jornada completa y la promoción automática impuesta desde el Ministerio por años se corregía con refuerzos, dirección personalizada y hasta con repetición de grado. Dos ámbitos completamente diferentes.

En este contexto, el término educación “de calidad” resulta vacío de contenido. Puede ser cualquier cosa, todo y nada a la vez. Para el Ministerio de Educación la calidad depende de una educación basada en “competencias”. A pesar de ello, un número importante de colegios privados, los cuales se separan de las imposiciones del Ministerio, no basan su proceso educativo en “competencias”. Al mismo tiempo, el Ministerio y varias Secretarías de Educación del país están insistiendo en que la educación “de calidad” se basa en la enseñanza del español y las matemáticas. En algunas ocasiones añaden las ciencias naturales. Pero la educación básica debe ser una educación integral, es decir en las asignaturas fundamentales del conocimiento y la actividad humana. Y entonces está el español, los idiomas, las matemáticas, las ciencias naturales fundamentales (física, química, biología), la historia, la geografía, las artes, la realidad nacional, la tecnología. Debería, además, estar integrada al trabajo desde la misma aula o en el mismo proceso productivo. Todo ello, sin olvidar el deporte, la educación física, las actividades orientadas a la formación del cuerpo, de la salud, de la actividad humana en general. Se requiere la conformación de un currículo de contenido científico, adaptado a las condiciones de desarrollo de la edad de los estudiantes, organizado de tal manera que evite la congestión de áreas y asignaturas, progresivo de avance en espiral hacia los cursos superiores, con objetivos y metas precisas y alcanzables.

Una educación científica, de alto nivel, orientada al trabajo productivo, que tenga en mente el desarrollo económico del país, requiere condiciones mínimas absolutamente indispensables: jornada completa, infraestructura adecuada, dotación avanzada, elementos pedagógicos, profesorado competente y bien remunerado, biblioteca, textos gratuitos, integración con el trabajo, vías de continuidad hacia niveles superiores, gratuidad completa. Esta exigencia estratégica no depende de las condiciones de desarrollo o subdesarrollo del país. A mayor subdesarrollo, mayor esfuerzo y mejores condiciones educativas. Es una lección de países que han dado un salto cualitativo en su desarrollo económico durante el último siglo. 

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