¿Y ahora, quién podrá ayudarnos?

26.04.2012 07:39

 

Quien se detenga un momento a mirar la gran cantidad de alimentos que han ingresado al país en los últimos cinco años (por ejemplo), encontrará que venimos siendo invadidos por un ejército de productos agropecuarios que no se entiende cómo es que llegan al mercado colombiano a menor precio.

En los supermercados llamados “grandes extensiones” se ven productos que hace poco nadie se imaginaba que pudieran competir con nosotros: café, maíz, frutas de toda índole y, para no alargar el cuento, pescados…

Vale la pena reflexionar cómo es que a un país, posicionado en el mundo como uno de los más ricos en agua de mares y ríos, llegan pescados desde el lejano oriente a precios de “gallina vieja”.

Pero, eso que es lamentable, ahora podría resultar también muy grave, a juzgar por lo que en la vasta red de Internet se está difundiendo en torno al  pescado –el panga- que se ofrece en las vitrinas de Carrefour y el Éxito, entre otros.

El biólogo colombiano, Carlos Alberto Leal, sostiene que el panga, proveniente de Vietnam, se produce en uno de los ríos más contaminados del mundo (el Mekong) y, por tanto, estarían infectados con elevados niveles de venenos y bacterias.

No parece exageración del profesional colombiano. Si uno despliega información al respecto en Google, encuentra muchos artículos sobre el mismo tema y con las mismas advertencias en toda Europa.

Y no parece tampoco que sea un imposible en Colombia, donde de tiempo atrás se permite el envenenamiento de la población con productos y procesos abiertamente prohibidos en otros países como los químicos que bañan los montes y praderas del país en la guerra contra la producción de coca y amapola.

Frente a unas autoridades tan permisivas, en un país de tan alta informalidad y abierto al mundo; con casi la mitad de la población atravesada por la pobreza, el libre mercado, potenciado ahora por los famosos TLC, nos viene convirtiendo en conejillos de indias para el experimento de industrias alimenticias sin mayores controles sanitarios, ambientales y menos éticos.

Ya las cartas están echadas y el juego es sucio: ¡Sálvese quien pueda! Porque, y en esto también tiene razón el biólogo colombiano cuando al final de su advertencia afirma: “Carrefour y el Éxito nunca responderán por su salud”.

—————

Volver