¡DESTINO FINAL A LA VISTA !
27.08.2018 19:06
Gases de efecto invernadero se
han almacenado en los océanos
Cada día parece más imposible impedir que el destino sea morir grasos y obesos en cualquiera de las ya constantes oleadas de calor, como muchos congéneres que ya nos están precediendo en Japón y varios países europeos.
--
Fuentes: Internet
Envía: RED-GES/El Satélite
--
El Instituto Español de Oceanografía (IEO), reveló que "más del 90 por ciento del calor resultante del incremento de gases de efecto invernadero se han almacenados en los océanos".
Esta conclusión surgió durante un encuentro en la ONU en desarrollo del Informe Mundial sobre el Estado del Medioambiente Marino, realizado en Nueva York, los pasados 23 y 24 de agosto.
La conclusión será revisada en la cumbre de cambio climático de Katowice, Polonia, donde se recogerá en el informe de la ONU sobre el estado de los mares.
Durante el encuentro de Nueva York, también se revisaron efectos ya conocidos como la distribución y supervivencia de la biota (por ejemplo, en los corales), la elevación del nivel del mar con efecto en las poblaciones o la desaparición progresiva del hielo del Ártico.
Es un momento "de crisis oceánica global en múltiples frentes cuya solución requiere del esfuerzo de todos", precisó el IEO.
El nuevo Informe sobre el Estado del Medioambiente de los Océanos deberá estar listo para julio de 2019.
Recientemente, un informe anual sobre el estado del clima pone de manifiesto que la emisión de gases de efecto invernadero alcanzó un nuevo récord en 2017. "Las altas temperaturas asolan el planeta y el deshielo en el Ártico alcanzó su nivel más alto debido al cambio climático", destacó un estudio publicado por la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la Sociedad Estadounidense de Meteorología.
Carne caliente
Por su parte, el experto, Gustavo Duch, escritor y veterinario, coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas, afirma que las principales empresas multinacionales de la industria cárnica y de lácteos, producen más emisiones de gases con efecto invernadero que potencias como Alemania, Canadá, Australia, Reino Unido o Francia
El patrón neoliberal y globalizador imperante, es el escenario perfecto para el desarrollo de estos grandes contaminadores atmosféricos. Hemos visto cómo los tribunales de la competencia están permitiendo las megafusiones sin grandes problemas. Los múltiples tratados de libre comercio en marcha --y por venir, como el recientemente aprobado entre la UE y Japón--, ofrecen suficientes garantías para el negocio de producir carne y leche en los lugares más eficientes, con libre comercialización (sin aranceles) por todo el mundo…
Y los cambios culturales alimentarios de nuestra sociedad a nivel global, contagiados por el modelo de vida occidental o “Macdonaldiano”, nadie los va a detener, están pensando los directivos de multinacionales alimenticias, como Bayer, aunque procuren para ellos mismos y sus familias, dietas menos cárnicas, más vegetarianas y saludables.
De hecho. todas las empresas del sector aspiran y proyectan crecimientos. El reciente informe sobre “Emisiones imposibles: cómo están calentando el planeta las grandes empresas de carne y lácteos”, de la organización internacional GRAIN y el Institute for Agriculture and Trade Policy (IATP), ofrecen datos concretos…
Tres de las 20 empresas más grandes del sector: (1) la estadounidense Tyson, espera un crecimiento anual de 3 a 4% en las ventas de carne de vacuno y aves de corral; (2) Arla, la gigante danesa de los lácteos, proyecta aumentar 2 millones de kgs. de leche a su cadena de suministro europea entre 2015 y 2020, un incremento de 14%; y, (3) Fonterra, de Nueva Zelanda, y quinto gigante en este sector, proyecta un impresionante aumento del 40% en su volumen de leche procesada para el periodo 2015-2025.
La distopía (escenario indeseable en sí mismo) de dos o tres empresas controlando todo el sector alimentario de la carne y la leche: sea Bayer, comprando a JBS y Danone; sea Nestlé, comprando a Bayer y Cargill, o finalmente, Amazon, engulléndoselas a todas, es, a mi entender, perfectamente posible. Verlas así, todas ellas convertidas en una sola tiene una gran virtud. Es una buena fotografía del drama. Es un aplauso a la capacidad profética de Huxley, Orwell o Harry Harrinson en su libro ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio! que inspiró la película Cuando el destino nos alcance, donde toda la comida (galletas) las producía la empresa Soylent.
¡Simplemente impresionante!
Es una fórmula que, como explica el informe mencionado de GRAIN y el IATP, asusta, climatológicamente hablando. A día de hoy, las emisiones combinadas de las cinco principales compañías de proteína animal son responsables de un número de emisiones anuales de gases con efecto de invernadero, igual al de la supercontaminante Exxon, y superiores a otras petroleras como Shell o BP.
Si el cálculo lo hacemos sumando las emisiones de las 20 principales empresas de industria cárnica y de lácteos (donde está la española, Coren Group, con casi 7 mil millones de toneladas de CO2 equivalentes), entonces, vemos que ellas solas producen más emisiones que potencias como Alemania, Canadá, Australia, Reino Unido o Francia.
Lo terrible será que, si no hacemos nada, ese destino sí nos alcanzará. Todas las ficciones se quedarán cortas.
Si volvemos al informe antes mencionado, este hace otra extrapolación estremecedora: El consenso científico dice con rotundidad que para evitar un cambio climático “peligroso” (evitar el cambio ya es imposible), tenemos que mantenerlo por debajo de dos grados centígrados, por lo que los “Acuerdos de París” del 2015 fijaron limitar el objetivo en 1’5 grados.
Pero si el crecimiento que desean estas empresas cárnicas y lecheras se cumple, en el año 2030, ellas solas [o ella sola si las profecías se cumplen] generarían unas emisiones que representarían aproximadamente el 30% del total de gases permisibles para mantenernos por debajo del punto “peligroso”. Y en el año 2050, este porcentaje sumaría el 81% del total…
Por lo que bien podemos decir que, si no hay cambios positivos, el beneficioso negocio de una o dos empresas de alimentar mundialmente a la población con galletitas de carne de pollo, de ternera o de cerdo, hará que sea imposible impedir que el destino sea morir grasos y obesos en cualquiera de las ya constantes oleadas de calor, como muchos congéneres que ya nos están precediendo en Japón y varios países europeos.
—————