VICISITUDES PLEBISCITARIAS

VICISITUDES PLEBISCITARIAS

 

SÍ Y NO: SORPRESAS A GRANEL

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Actualidad política

GES (Grupo Editorial El Satélite)

Octavio Quintero/Director

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No se cansa el NO por el plebiscito de seguir dándonos gratas sorpresas. Una buena lista la hemos ido describiendo en anteriores oportunidades. Entre las más llamativas está la reculada del jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle, quien, tras desgañitarse en distintos tonos y múltiples escenarios diciendo que  el acuerdo con las Farc-Ep era el mejor de los acuerdos posible, ahora anda convocándonos a respaldar un nuevo acuerdo “más mejor”, como se dice en sorna.
 
Sorpresiva también resultó ser la nueva imagen pública de De la Calle: por primera vez en varios años alguien supera al expresidente Uribe en popularidad. Ese es el jefe negociador de la paz con las Farc-Ep quien, en la encuesta de Pulso País aparece con un holgado 63%, 7 puntos por encima del carismático expresidente.
 
Y vienen más sorpresas: andan bien encaminadas algunas investigaciones de la DIAN sobre los patrimonios ocultos de las organizaciones cristianas que catapultaron el plebiscito bajo el argumento de que en los acuerdos de paz se imponía la ideología de género, algo que no entendemos bien todos pero que, por sospecha, se debe rechazar, con más veras, si no entendemos.
 
No se asombren, o mejor, vayámonos preparando para un  eventual y rápido fallo de la Corte Constitucional declarando nulo el plebiscito por incurrir, el NO, en constreñimiento y fraude al elector; y el SÍ, por publicidad engañosa y uso indebido de recursos públicos.
 
En el mismo lenguaje de los emisarios del gobierno se adivina que bajo las aguas, todavía en aparente calma, algo tiende a reventar hervor. Ahora se habla de un “nuevo acuerdo”, y eso está bien porque, estamos de acuerdo en que el NO sepultó los acuerdos que fueron sometidos a referendo plebiscitario.
 
¿Vamos para otro plebiscito? No creo: al perro no lo capan sino una vez. En presencia de un “nuevo acuerdo”, el presidente Santos, que conserva todas sus facultades para “imponer” la paz, facultades reforzadas con su Nobel de Paz, procederá a instrumentar el nuevo acuerdo, que como en el viejo dicho vendría a ser “la misma perra con otra guasca”, por la vía ejecutiva y legislativa, cuando sea necesario.
 
Aquí queríamos llegar: si tiene que ir al Congreso, el Presidente necesita reforzar su Unidad Nacional, resquebrajada, sobre todo, del lado conservador, dividido y subdividido entre santistas, uribistas y pastranistas. Santos, buen discípulo de la cultura inglesa, sabe bien eso de “zanahoria y/o garrote”, que en nuestro lenguaje vernáculo quiere decir “por las buenas o por las malas”.
 
Miren que un acreditado columnista político, William Calderón, heredero del mítico “Pájaro Hoyos” (hasta parecidos que son), ha deslizado en su columna “La barca de Calderón” (lunes 23 de octubre), la informalidad en que anda desde el 2008 (hace ocho años) el Partido Conservador, incumpliendo normas constitucionales, legales y estatutarias que obligan a todos los partidos políticos a realizar cada dos años convenciones para renovar sus cuatros directivos.
 
Según el abogado Pedro Felipe Gutiérrez (fuente de La Barca de William), el Conservatismo estaría ad-portas de perder su personería jurídica. Y eso no es todo, a juzgar por las preguntas finales del barquero:
-          Si el Partido Conservador desde el 2008 no integra de manera legal su Directorio Nacional ¿por qué razón el Consejo Nacional Electoral desde el 2011 le ha girado 138 mil millones de pesos, cuyas certificaciones existen?
-          Si no hay Directorio legal, ¿quién ha recibido esos dineros públicos y quien se los gastó?
-          ¿Qué se hizo esa  plata?
-          ¿De quién es la responsabilidad fiscal? ¿Será acaso de los magistrados del Consejo Nacional Electoral?
-          ¿Qué responsabilidad tendrán  los directivos del Partido?
-          ¿Qué dirá al respecto la Contraloría General de la República?
 
Fin de folio.- No hay de otra: no le queda más camino al conservatismo que hacer lo que diga Santos, o le hecha los perros…