VAMOS SUBIENDO LA CUESTA...

VAMOS SUBIENDO LA CUESTA...
Reflexiones en domingo/El Satélite
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Tiene toda la razón el Movimiento Social 24 de Enero (MS E-24) al recriminar en forma debida y contundente el ausentismo de los parlamentarios (senadores y representantes), aunque, los primeros, hayan recapacitado sobre el inaudito ausentismo que provocó, inicialmente, el hundimiento del proyecto de ley que, precisamente, busca castigar de alguna forma más severa la irresponsabilidad de los congresistas con sus obligaciones laborales.
Lecciones como la que nos da el MS E-24 debieran reproducirse en todas las instancias e instituciones de la sociedad civil porque, si no es así, no se vislumbra ninguna otra forma democrática de exigirle al Estado el cumplimiento de sus deberes con nosotros el pueblo, que somos,  dentro de esa democracia que tanto alabamos, el único poder fundacional, es decir, a partir del cual, se conforman los demás poderes establecidos: legislativo, ejecutivo y judicial.
Tantas instancias e instituciones que tenemos, resulta inconcebible que no pidamos cuentas a los congresistas a través de sus dignatarios: presidentes de Senado y Cámara y de las comisiones constitucionales, sobre el cumplimiento de su propio reglamento en el que, por ejemplo, se establece su obligación laboral de asistir a las sesiones del congreso en pleno, de su respectiva cámara y de la comisión que integran… Y si no lo están haciendo en la debida forma (el acendrado ausentismo lo dice todo), entonces, ¿por qué no tenemos noticias de que algún congresista haya perdido su investidura  por la inasistencia, en un mismo periodo de sesiones, a seis reuniones plenarias en las que se voten proyectos de acto legislativo, de ley o mociones de censura?
Por un simple derecho de petición cualquier ciudadano puede indagar ante las presidencias del Congreso o de las comisiones, sobre la asistencia rutinaria de los parlamentarios, y tras una breve observación ver si algunos de ellos han incurrido en causal de destitución. Seguramente nos llevaríamos unas cuantas sorpresas.
Porque, a simple vista, resulta plausible que se impongan sanciones más fuertes a los parlamentarios ausentistas pero, más fuerte que perder la investidura, no hay otra. Entonces, si esa ya existe, toda otra norma en este caso resulta un saludo a la bandera o una ofrenda a la galería en busca de su aplauso, como los toreros cuando arrojan su montera al tendido popular.
Ejemplo de intensidad veedora lo vienen dando los pensionados a través de las redes virtuales que se manifiestan desde Barranquilla, Cali, Medellín, Fusagasugá y algunas otras localidades que de momento se nos pueden estar escapando; o, últimamente, a través de la acción gremial y oportuna información que viene suministrando la ANP (Asociación Nacional de Pensionados), afortunadamente ahora secundadas por un interesante grupo de parlamentarios dentro del cual se viene destacando el represente, Alirio Uribe.
No hay que bajar la guardia. A partir del 20 de julio se viene lo más duro en torno a la lucha que ser libra por la reducción del aporte obligatorio a salud, que podría ser un pálido reflejo en comparación con la defensa del interés general, la equidad del ingreso de las clases medias y bajas que tendremos que librar contra la anunciada reforma estructural tributaria.
Parece de cajón pero resulta ser la mejor forma de rematar esta reflexión: ¡Unidos venceremos!