UN DESORDEN INSTITUCIONALIZADO

UN DESORDEN INSTITUCIONALIZADO

El día a día de Colombia se parece mucho a la cotidianidad de un agente viajero: con la maleta en la mano

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Octavio Quintero (22 de sept/2014)

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. Todo es transitorio, precautelar, temporal, provisional, informal, clandestino, de contrabando, ilegal o inconstitucional. Y en esa vorágine entramos todos, a las buenas o a las malas; consciente o inconscientemente.
Y en los últimos años, sí que andamos “con la manta en el hombro” reformando todo, cambiando todo, proponiendo de todo y haciendo nada. Las 38 reformas que le hemos metido a la Constitución --más de una por año-- lo dice todo.
También es sintomático de la improvisación institucional que nos gobierna las continuas reformas tributarias, las laborales, las políticas, las electorales; las de justicia que no se alcanzan o las educativas que no pasan ni la socialización; las ambientales, financieras, mercantiles, penales, habitacionales, judiciales;  de todo y por todo: ¡Qué horror!... Hasta los convenios internacionales los desconocemos o reformamos cuando no nos son favorables. Y espere a que entremos en el proceso del llamado posconflicto: bueno, si es que logramos sortear el conflicto con las Farc.
Kelsen, el pensador constitucional de mayor influencia en el siglo XX, concebía el Estado como una ordenación de la conducta humana… Y, si ello es así, Colombia es un Estado en completo desorden porque, ¿qué conducta humana puede prevalecer en un ordenamiento patas arriba como el que nos gobierna?
Pocos ejemplos, entre muchos que no cabrían en el espacio razonable de una columna de opinión, resultan protuberantes:
1. El Presidente de la República es fruto de una reforma constitucional hecha a mochas y trochas que ahora se propone reformar, de la misma improvisada manera, para volver a la no reelección.
2. El destituido alcalde de la capital está en el cargo gracias a una medida cautelar de la Comisión Interamericana de Derechos humanos que se desconoció en principio y que, gracias a una componenda política volvió al cargo, y ahí estará “tilinguiando”  hasta el fin de su periodo: ¡Válgame Dios!
3. Hace poco el Consejo de Estado armó a lo Frankenstein una sentencia sobre la accidentada reforma a la justicia que declara inconstitucional el decreto gubernamental que se expidió convocando a extras al Congreso para hundir la reforma, pero sus efectos, es decir, el hundimiento de la reforma, es constitucional, no obstante que fue hecha por un Congreso en sesiones extras, en un solo debate y a petición del Presidente que no tiene jurisdicción sobre los actos legislativos: ¡Hágame el favor!
4. El actual procurador general está cuestionado por haber sido reelegido; pero su antecesor que también fue reelegido no fue cuestionado y en premio se le dio la Contraloría General de la República en forma irregular, tanto por su escogencia en la Corte Constitucional como por su edad que le obligará a retirarse antes de concluir su periodo.
5. El fiscal general, exasesor del más grande ladrón de recursos públicos destinados  a la salud, anda en cacería de brujas contra la excontralora, Sandra Morelli, que se atrevió a abrirle investigación; y se autoproclama dueño de la reelección del presidente gracias a la  novela de suspenso que armo con lo del hacker Sepúlveda.
6. El llamado “Congreso de la Paz” anda en una guerra intestina armándose irreglamentarios debates de juicio y control político entre senadores que, como siempre, no terminan en nada, pero distraen la galería.
7. La lista, como se advierte atrás, es larga, pero una más, aunque parezca baladí: El Consejo de Estado suspendió “provisionalmente” un decreto que les prohibía a las asambleas y concejos conocer de asuntos relacionados con explotaciones mineras en sus territorios. Todos saben los grandes conflictos jurídicos y ambientales que se enfrentan hoy en día en todo el territorio nacional bajo el peso de la “locomotora minera”. Darle facultades “provisionales” a los concejales y diputados para que metan sus narices en estos negocios, que mejor sería decir “negociados”, es montar una insegura plataforma jurídica que entrará en conflicto a la vuelta de la esquina cuando el mismo Consejo de Estado deje en firme el decreto 934 del 2013 que le reservó esa facultad exclusiva al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y a las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR).
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Fin de folio/Como diría un gocetas cualquiera, lo más seguro en Colombia es que no hay nada seguro.