TIEMPOS DE PAZ

TIEMPOS DE PAZ
Colombia es un país muy cristiano en sus diferentes matices católicos, ortodoxos, evangélicos y protestantes, que de todos ellos hay iglesias y templos por todas partes. Luego, la tradicional Cuaresma que se acaba de iniciar este Miércoles de Ceniza con la señal de la Santa Cruz, puede impulsar el espíritu hacia la reconciliación final que se propone como epílogo de las negociaciones de paz que se adelantan en La Habana.
 
Ahí está la propuesta hecha por el expresidente Gaviria que, indudablemente, hace parte de todo un proceso impulsado por el gobierno con algunas innecesarias sutilezas que lo contaminan, como esa de los recursos subrepticios extendidos a ciertos medios de comunicación y algunas cercanas organizaciones para promocionar la paz.
 
La propuesta del expresidente Gaviria sobre extender la justicia transicional a todos los actores de la guerra, combatientes y no combatientes, también encierra la sutileza del “punto final” que se necesita para llegar a la “paz perpetua” porque, si todos no quedamos conformes, eso bastaría para prender una nueva guerra en el futuro inmediato.
 
La Cuaresma cristiana, para volver al tema milenario, es tiempo para que esa inmensa mayoría de cristianos que pueblan a Colombia se abra al perdón, la solidaridad y a la reconciliación. El papa Francisco, refiriéndose a este tiempo, señala en su mensaje que “uno de los desafíos más urgentes (…) es el de la globalización de la indiferencia”…
 
El INRI de 60 y más años de guerra que pesan sobre Colombia tiene como principal fuente ese componente de la “indiferencia” que señala el Papa, y que nos obstruye el camino de la convivencia mediante la justicia, la paz y la reconciliación.
 
La indiferencia, bueno es precisarlo, tiene una sola connotación: la falta de valores humanos en quienes tienen el poder y el dinero en sus manos para aliviar las penas de los más necesitados, y no hacen nada porque, simplemente, les son indiferentes.
 
Ahora que nos vamos aproximando a lo que hace poco se consideraba poco menos que un exabrupto, bueno sería que también se proponga dentro del proceso del posconflicto la revisión del modelo económico neoliberal que se nos impuso precisamente en la administración del expresidente Gaviria del que solo han sacado frutos los ventajosos e indiferentes.