REDUCCIÓN APORTES A SALUD

REDUCCIÓN APORTES A SALUD
 

Senadores: al menos digan algo

-- Los pensionados demandan el trámite de su proyecto de ley

 

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Legislativas en GES

Edición El Satélite

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Referencia/Reducción aportes a salud

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El Grupo Editorial El Satélite (GES), ha percibido nuevamente en los últimos días la angustia creciente de los pensionados, ante el silencio que parece habérsele decretado al proyecto de ley 170 que cursa en tercer debate en la Comisión Séptima del Senado, por medio del cual se reduce del 12 al 4 por ciento el aporte obligatorio de los pensionados al sistema de salud.
 
Esta es una lucha social emprendida por los jubilados hace cuatro años, mal contados, que llegó a su punto culminante en la campaña presidencial del 2014 cuando el candidato-presidente, Juan Manuel Santos, junto a su propia fórmula vicepresidencial, Germán Vargas Lleras, expresó, días antes de la elección:
“Sé que un anhelo de todos los pensionados, es que se reduzca la contribución en salud. Hay un Proyecto de Ley en el Congreso de la República y YO voy a apoyar ese Proyecto”.
 
Aunque difícil de contabilizar en la práctica, resulta, sin embargo, fácil deducir que esa promesa de campaña presidencial inclinó a su favor el voto de miles de pensionados y que, por tanto, al resultarle útil a su propósito político, se ha convertido en un compromiso ineludible e irrenunciable que obliga al Presidente a remover todos los obstáculos, especialmente los de orden fiscal, que puedan interponerse en su cumplimiento.
 
Siendo el Congreso de la República el principal vocero delegatario del pueblo, también le resulta de irrenunciable deber pronunciarse sobre el mencionado proyecto, en favor o en contra, y no aplicarle un oprobioso silencio legislativo como es lo que parece estar ocurriendo en el seno de la Comisión Séptima a donde llegó el proyecto desde inicios de la presente legislatura, el 20 de julio, sin que a la fecha haya recibido siquiera ponencia.
 
Los senadores integrantes de la mencionada célula legislativa han desoído, hasta el momento, las reiteradas solicitudes de los pensionados rogándoles el favor de poner en consideración el proyecto. Lo único que se ha sabido es que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ejerciendo la vocería oficial del gobierno, pidió el archivo del proyecto por inconveniencia fiscal. Tampoco la ministra del Trabajo, Clara López, ha hecho mayor cosa por empujar en favor de los pensionados. Se puede colegir que en su evidente despectiva social se adivina la intención de coadyuvar a su hundimiento.
 
Nada sería más repulsivo a los ojos de los abuelos como cariñosamente se les designa en los grupos familiares, o de “tercera edad”, como se les ha masificado en la nomenclatura social, que infligirles tal afrenta, configurada en un Presidente que los engaña como a niños y en un Congreso que los desconoce como a extraños; estos mismos que les coquetean como a niñas bonitas y los tratan de tu, en épocas electorales.
 
Están a tiempo, Presidente y Congreso, de reivindicarse con los pensionados; y están a tiempo los ministros de Hacienda y de Trabajo de volver a sus cuarteles de invierno al menos con la conciencia tranquila. No dejen pasar la oportunidad de demostrarles amor a los abuelos que con su trabajo hicieron posible que este país llegara al puerto en donde ellos ejercen transitoriamente su poder terrenal de Presidente de los colombianos; Congreso de los colombianos y ministros de Colombia. En síntesis, ellos son lo que son, gracias a los pensionados que han dejado en el camino su sangre, sudor y lágrimas. Así que no están pidiendo limosna sino demandando reconocimiento y justicia social; justicia, igualdad ante la ley y equidad en sus ingresos y contribuciones. Por olvidarse estas cosas tan elementales del contrato social, estamos como estamos: buscando poner fin a un largo conflicto armado que ciertamente podría reducir de momento sus efectos, pero no sus causas.
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Fin de folio.- “Hoy por ti, mañana por mí”, debiera ser el primer principio de humanidad en la relación de jóvenes a viejos. Al fin de cuentas, todos en la mañana somos jóvenes y al atardecer viejos.