RECORDAR ES VIVIR

RECORDAR ES VIVIR

Mirando a las elecciones presidenciales del 2018, a Vargas LLeras lo asustaría más un voto en su contra que un voto en blanco

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Octavio Quintero

Marzo del 2015

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El dinámico voceador en las redes sociales de los problemas de los pensionados, Luis Alfonso González, ha recopilado los más importantes pronunciamientos de algunos dirigentes de ese gremio y de los pocos periodistas y medios de comunicación que se han ocupado de denunciar el injusto trato que se mantiene sobre la población de la tercera edad que al cabo de su vida han tenido la fortuna de asegurarse una modesta pensión.
 
El esfuerzo de González lleva a recordar que en medio del proselitismo político que desplegó al final de la campaña presidencial del año pasado, el presidente Santos puso como bandera de su reelección la reducción del incomprensible aporte del 12 por ciento a salud que se le carga a los pensionados, a quienes se toman como patronos y trabajadores al mismo tiempo, sin ser lo uno ni lo otro.
 
Este mes de marzo del 2015, ajusta el presidente Santos 8 meses de estar despachando en la Casa de Nariño gracias, entre otras fuerzas, al apoyo que le dieron en las urnas los pensionados para su reelección; y todo lo que ha hecho es enredar en el Congreso el trámite del proyecto de ley 183 que se quedó estancado en la plenaria de la Cámara de Representantes en virtud de sendas notas de inconveniencia que le colgaron los ministros de Hacienda y Trabajo.
 
Los pensionados, con alguna inexplicable benevolencia hacia el presidente reelegido con sus votos, achacan toda la culpa a los ministros de Hacienda y Trabajo y al Congreso. Ellos no hacen más que obrar en línea con el Presidente: los ministros por cuestiones de subordinación y los parlamentarios a punta de mermelada. Luego, utilizando viejos adagios que deben conocer muy bien los pensionados, “blanco es, gallina lo pone”…
 
En alguna oportunidad, en reconocimiento a la ardua labor adelantada por los pensionados en defensa de sus justos derechos, un editorial de El Satélite se tituló “No está vencido el que lucha”. Hoy, después de este tiempo de incumplimiento, y viendo que cada vez el tema suena menos en los medios y en las mismas redes sociales de los pensionados, parece que se está bajando la guardia y ahora andan inexplicablemente más preocupados en agitar su participación en una marcha por la paz que en persistir en sus justas reclamaciones. Como quien dice, después del “conejo” de Santos le siguen “comiendo cuento” con lo de la paz… Por eso es meritoria y oportuna la recopilación de la lucha que hace González porque, además, también debiera recordársele a los pensionados que “al perro no lo capan dos veces”.
 
Una solución que agita con insistencia y buena fe en las redes sociales ese otro incansable impulsor de la causa pensional, Édgar Victoria González, es el voto en blanco. No parece que pueda tener mucha validez como instrumento de protesta en elecciones locales, pues, la política pensional no se define desde lo local sino desde lo nacional y, fuera de eso, el sistema político colombiano ha convertido las elecciones locales en una manifestación más de tipo emotivo que ideológico. Resulta difícil convencer a un elector local que deje de votar por su vecino o contertulio; su pariente o compadre (y en más de las veces, compinche), simplemente porque los ministros de Hacienda y Trabajo, siguiendo instrucciones superiores, tienen trancado el proyecto de reducción de los aportes de los pensionados a salud.
 
¿Cuál entonces la solución? Afinar el pulso político en las elecciones nacionales del 2018. Ahí sigue en línea el actual Vice, Vargas Lleras, también comprometido con los pensionados y también incumplido como Santos. Si desde ahora se le hiciera saber al Vice que los pensionados no van a votar por él en el 2018 si no mete ficha en el cumplimiento de su promesa de campaña del año pasado, es probable que esto le preocupe más que una inocua amenaza de voto en blanco… Con respecto a Santos, no creerle nada más en la vida; y con relación a los actuales parlamentarios, sacar del estercolero a aquellos pocos que sinceramente han apoyado la causa y, en reconocimiento, compensarlos en las urnas, a ver si algún día se puede romper ese bloque de unanimismo que desde el ya lejano Frente Nacional a nuestros días gobierna a Colombia en provecho de unos cuantos privilegiados que, como bien se dice, son los mismos con las mismas de abuelos a padres e hijos que se suceden, protegen y alcahuetean.