PENSIONADOS EN ASCUAS

PENSIONADOS EN ASCUAS

El asunto ahora no es discutir cómo se vota sino vigilar muy puntualmente la conducta de los distintos parlamentarios en torno a la propuesta de presentar un nuevo proyecto de ley de reducción de los aportes a salud

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Octavio Quintero

(Junio del 2015)

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El  corresponsal en RESES (Red Social El Satélite), Arnoldo Ramírez (aramirezbarco@gmail.com), pone en circulación el correo suscrito originalmente por Benjamín Herrera (ingherrera@yahoo.com), observando que el voto en blanco podría ser adulterado en las urnas a favor de los caciques de turno porque, dice, “en Colombia no eligen los electores sino los escrutadores”.
 
Es otro argumento, también válido, que obliga a los líderes de los pensionados a trazar estrategias eventualmente más efectivas como, por ejemplo, apoyar a aquellos candidatos que hayan probado solidaridad con la causa.
 
No sobra advertir que esto último es también una opinión discutible que en ningún momento está descalificando el voto en blanco sino discutiendo su eficacia en elecciones de cuerpos colegiados, tal como está concebido, ya que en el remotísimo caso de llegar a triunfar sobre los demás partidos, los candidatos a salir del juego serían aquellos adscritos a movimientos que no alcanzaran el umbral que son, obviamente, los minoritarios de oposición al régimen imperante.
 
El camino inmediato a seguir sería, entonces, hacerle un ajustado seguimiento a la iniciativa ya sugerida por algunos parlamentarios del Polo y de Alianza Verde de presentar en la próxima legislatura que se inicia el 20 de julio un nuevo proyecto de ley que proponga lo mismo que se proponía en el 183 que se hundió, o hundió el gobierno a través de su antisocial ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas… Y a partir de ese seguimiento tomar las decisiones pertinentes que podrían ser, desde votar en blanco en algunas circunscripciones hasta cerrar filas en otras en torno a candidatos amigos de los parlamentarios que estén apoyando la nueva propuesta de reducir del 12 al 4 por ciento el aporte obligatorio a salud que se le impone única y exclusivamente a los pobres pensionados que en su gran mayoría, el 90 por ciento, no perciben más allá de tres salarios mínimos mensuales.
 
Sea por lo uno o por lo otro, lo que no se debe perder es el entusiasmo ni la militancia en ese movimiento por la dignidad y la equidad que se inicio en Cali con la marcha hasta Bogotá y que se propone seguir a través de la toma de las plazas públicas en esta candente época preelectoral.
 
Hasta el momento, las orientaciones de la Asociación Nacional de Pensionados (ANP) son conducentes hacia la consolidación de una unidad de cuerpo que debe lograr el apoyo no solo de los actuales pensionados sino, principalmente, de los que todavía están aspirando a alcanzar en el mediano o largo plazo una pensión que sea digna, justa y equitativa.
 
No es más por lo que se lucha, ni tampoco debe ser por menos.