OBESIDAD: LA PLAGA DEL FUTURO

Si no aparece nada capaz de detener la obesidad infantil, los lactantes y los niños pequeños de hoy llegarán a adultos con alto riesgo de muerte prematura

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Octavio Quintero

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Tal vez la inquietud del ministro de Salud de Colombia, Alejandro Gaviria, sobre lo caro que resulta para el país mantener a los viejos en pensiones y salud esté resuelta en la nueva epidemia que azota al mundo de los jóvenes de hoy, o lo que resulta lo mismo decir, a los viejos de mañana: ¡LA OBESIDAD!
La obesidad infantil está asociada a una amplia gama de graves complicaciones de salud y creciente riesgo de contraer enfermedades prematuramente, como cardiopatías, resistencia a la insulina (un signo temprano de diabetes), trastornos osteomusculares (especialmente artrosis), algunos tipos de cáncer (endometrio, mama y colon) y discapacidad, entre muchas otras, que podrían terminar con sus vidas antes o poco después de los 60, misma edad en que entran en trance de pensión, que es lo que desvela hoy a los gobiernos neoliberales, de los cuales, el ministro Gaviria de Colombia es un  alumno aventajado.
¡Quién lo creyera! La esperanza de vida en la humanidad que ha venido aumentando paulatinamente en los últimos 100 años, merced a los avances de la ciencia en su lucha contra enfermedades que hace poco se consideraban incontrolables e incurables, tiende a revertirse gracias, o en desgracia, del modelo económico neoliberal que ha entronizado la cultura del tener antes que ser, y en ese tener, el consumismo, incluyendo la alimentación “chatarra” de los jóvenes que les engorda –sin nutrir—desarrollando en ellos unos procesos morfológicos sin defensas naturales, estéticamente deformes y vulnerables a todo degeneramiento vegetativo.
 

Datos y cifras

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el número de lactantes y niños pequeños (de 0 a 5 años) que padecen sobrepeso u obesidad aumentó de 32 millones en 1990 a 42 millones en 2013.
En los países en desarrollo, la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil entre los niños en edad preescolar supera el 30%. Si se mantuvieran las tendencias actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para 2025.
Si no aparece nada capaz de detener la obesidad infantil, los lactantes y los niños pequeños obesos de hoy, se mantendrán obesos durante la infancia, la adolescencia y la edad adulta.
 

Factores de obesidad

Cada aspecto del entorno en que los niños se conciben, nacen y crecen puede agravar sus riesgos de padecer obesidad:
1. Durante el embarazo, la llamada “diabetes gestacional”, puede dar lugar a un mayor peso al nacer y aumentar el riesgo de obesidad en el futuro.
2. La alimentación del lactante con productos hipercalóricos con altos contenidos de grasa, azúcar y sal, es uno de los principales factores que propician la obesidad infantil.
3. La falta de información acerca de enfoques sólidos respecto de la nutrición, así como la limitada disponibilidad y asequibilidad de los alimentos sanos, contribuyen a agravar el problema.
4. La promoción intensiva de alimentos y bebidas hipercalóricos para los niños y las familias, lo exacerban más aún.
5. En algunas sociedades, ciertas pautas culturales muy arraigadas (tales como la creencia generalizada de que un bebé gordo es un bebé sano), pueden alentar a la familias a sobrealimentar a sus niños.
6. El mundo, cada vez más urbanizado y digitalizado, ofrece menos posibilidades para la actividad física a través de juegos saludables. Además, el sobrepeso o la obesidad reducen las oportunidades de los niños para participar en actividades físicas grupales. Consiguientemente, se vuelven menos activos físicamente, lo que los predispone a tener cada vez más sobrepeso.
 

Prevenciones a la mano

El sobrepeso y la obesidad son en gran medida prevenibles. Las políticas, los entornos, las escuelas y las comunidades son fundamentales, pues, condicionan las decisiones de los padres y los niños, y pueden hacer que los alimentos más saludables y la actividad física regular sean la opción más sencilla (accesible, disponible y asequible), previniendo, así, la obesidad.
En el caso de los lactantes y los niños pequeños, la OMS recomienda:
1. La lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses de edad como medio importante para ayudar a impedir que los lactantes se vuelvan obesos.
2. La introducción de alimentos (sólidos) complementarios nutricionalmente adecuados e inocuos a los 6 meses, manteniendo al mismo tiempo la lactancia materna hasta los 2 años o más.
3. Los alimentos complementarios deben ser ricos en nutrientes y deben tomarse en cantidades adecuadas. A los 6 meses, deben introducirse en pequeñas cantidades, que aumentarán gradualmente a medida que el niño crezca. Los niños pequeños han de tener una alimentación variada que incluya alimentos como la carne, las aves, el pescado y los huevos, que deben tomar tan a menudo como sea posible.
4. La comida del niño puede prepararse especialmente para él o bien a partir de los alimentos que se preparen para la familia, con algunas modificaciones. Deben evitarse alimentos complementarios ricos en grasas, azúcar y sal.
5. Los niños en edad escolar y los adolescentes deben limitar la ingesta energética procedente de grasas y azúcares; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos.
6. Realizar actividad física con regularidad (60 minutos al día).
7. Si la industria alimentaria se concientiza, puede desempeñar una función importante para controlar la obesidad infantil, reduciendo el contenido de grasa, azúcar y sal en los alimentos procesados para lactantes y niños pequeños; asegurar la disponibilidad de opciones saludables y nutritivas que sean asequibles para todos los consumidores y realizar una promoción responsable dirigida a los padres de los lactantes y los niños.

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Fuente y redacción principal: OMS/Edición: El Satélite