LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

 

Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo: Albert Einstein

GES (GRUPO EDITORIAL EL SATÉLITE)

Director: Octavio Quintero

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Referencia: LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN

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El periodista de El Espectador, Felipe Morales Mogollón, le hace una entrevista a la senadora Claudia López sobre su postulación como candidata presidencial y la titula “Derrotar la corrupción es más difícil que acabar a las Farc”.
 
Y los medios virtuales asociados a Internet, que son miles, con un cubrimiento muy superior al cubrimiento de los medios corporativos impresos y visuales, se pegan de la entrevista y reproducen el título tal cual.
 
Y vamos a ver dónde es que dice la precandidata presidencial que derrotar la corrupción es más fácil que acabar con las Farc, y se encuentra uno con que está diciendo todo lo contrario. Veamos:
 
¿Por qué da el paso y se lanza a la Presidencia?, pregunta el periodista, y la senadora responde:
 
El orden de prioridades era acabar la guerra porque el daño humano, moral y económico que genera es infinito. Reproduce la corrupción, desperdicia recursos, polariza y deshumaniza. Ahora la prioridad es derrotar la corrupción. Es un cuello de botella más duro que derrotar a las Farc. Esta gente tiene más poder, más influencia, más plata y están atrincherados en la sociedad, en la política, en la economía, en el gobierno, especialmente en el Congreso. Aferrados a la teta de la corrupción. ¿Desde dónde le podemos pegar duro a la corrupción? Desde la Presidencia.
 
Y, como para que no quedaran dudas de que derrotar la corrupción es más duro que derrotar a las Farc, la ilustre senadora, cuya intención anunciada de luchar por la Presidencia en las elecciones del 2018 ha generado gran entusiasmo popular, agrega a renglón seguido:
 
La política en Colombia consiste en que unos políticos corruptos compran votos y se eligen. El gobierno compra a los políticos, que compran votos. Si no rompemos ese círculo vicioso, si no llevamos a la presidencia a alguien que no haya comprado votos y que no esté dispuesto a comprar congresistas, nada va a cambiar.
 
Esta observación de la senadora es dolorosamente real. Tanto, que ese fue el error estratégico del gobierno que lo llevó a perder el plebiscito por la paz: no haber mandado a los políticos a comprar los votos de los electores en favor del SÍ.
 
Y de contera, la senadora cierra el círculo vicioso de la corrupción con esta anotación:
 
A los colombianos nos roban políticos corruptos, su círculo de contratistas y empresarios elegantísimos poderosos que evaden impuestos. Entre toda esa calaña nos roban $60 billones al año. No hay posibilidad de que este país genere una economía moderna, mejor empleo, mejor educación, con semejante nivel de corrupción. No hace falta sino estar sentado en el Congreso y ver el nivel de abuso de poder, de cinismo y de corrupción.
 
¡Qué verdad tan amarga dice tu boca! Resulta de bulto ver que derrotar la corrupción será asunto más difícil (no más fácil) que derrotar a las Farc, pues, si convenimos en que la corrupción se ha apoderado del país, estamos diciendo que hay una plaga de corruptos regada por todas partes en los sectores público y privado con un inmenso poder económico (rey de reyes), dueño del Congreso; dueño del Ejecutivo; dueño del poder judicial; dueño de los medios de comunicación corporativos y de los medios de producción, incluyendo la mano de obra, que esclaviza y explota a su amaño.
 
Estamos de acuerdo con el diagnóstico de la senadora Claudia López: hay que derrotar la corrupción. Lo que no estamos de acuerdo es en que “podamos pegar duro a la corrupción desde la Presidencia”, pues, para llegar a la Presidencia hay que llegar sobre los hombros de “unos políticos corruptos que compran votos y se eligen”, según su propias palabras.
 
Si una senadora como Claudia López, o un senador como Jorge Enrique Robledo, en vez de aspirar a la Presidencia, convalidando una democracia corrupta e invencible en ese campo, más bien abrieran campaña en pro de un referendo constitucional a través del cual se pueda revocar cualquier mandato popular, no solo los de alcaldes y gobernadores sino Presidente, Congreso, diputados, concejales y ediles, y en forma expedita, podríamos llegar más fácilmente a tumbar esta cleptocracia que es la que nos gobierna actualmente.
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Fin de folio.- Ya no necesitamos una CONSTITUYENTE por la paz sino una CONSTITUYENTE por Colombia.