LENGUAS VIPERINAS

LENGUAS VIPERINAS

 

No es Uribe ni es Samper: es el país que está en juego
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RED-GES/EL SATÉLITE
(Director: Octavio Quintero)
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Referencia: Trino de Uribe contra Samper
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Los distintos analistas vamos a tener que referirnos al enfrentamiento suscitado entre el expresidente Uribe y el sarcástico columnista Daniel Samper Ospina, pues, porque es un tema de interés nacional y porque, además, toca fibras muy sensibles de la libertad de expresión y de opinión que constituyen la materia prima del periodismo universal.
 
Resulta muy importante, por tanto, que tratemos de ceñirnos al texto original del trino del expresidente que desató la borrasca, porque va a resultar clave en la opinión que el juez se forme para dictaminar si se configuró calumnia o no.
 
Se dice lo anterior porque ya entramos en versiones distorsionadas, probablemente no amañadas, entre lo que se lee en el texto original y lo que, al menos en Blu Radio, se dice en la presentación a la primera reacción del expresidente en su nota titulada “Mi difamación a Daniel Samper Ospina”…
 
En efecto, frente a lo que Uribe escribe en el twitter de marras: “Federico Escobar protesta por ofensa del violador de niños (resalto nuestro), la Blu Radio cambia el término por “abusador sexual de menores de edad” (también resalto nuestro), que, obviamente, pueden interpretarse en formas distintas.
 
Así, por lo que dice el expresidente en su carta, parece que va a centrar su defensa en la supuesta violación de los derechos de los niños y adolescentes que podría configurarse en la columna de Samper Ospina sobre la recién nacida hija de la senadora Paloma Valencia, a la que puso por nombre, Amapola.
 
En su momento, las redes sociales trinaron fue contra el sardónico columnista al referirse con “burlas y matoneo a una bebé recién nacida”. Se recordó, entonces, que el art. 18 del Código de Infancia y Adolescencia, prescribe que
(…)
Los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a ser protegidos contra todas las acciones o conductas que causen muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico… se entiende por maltrato infantil toda forma de perjuicio, castigo, humillación o abuso físico o psicológico, descuido, omisión o trato negligente, malos tratos o explotación sexual, incluidos los actos sexuales abusivos y la violación y en general toda forma de violencia o agresión sobre el niño, la niña o el adolescente por parte de sus padres, representantes legales o cualquier otra persona.
 
Vistas las cosas en derecho, pudiera colegirse, a prima facie,  que el expresidente Uribe podría tener razón al llamar “violador de niños” a Samper Ospina porque, aunque la violación esté comúnmente asociada al abuso sexual, también se dirige a cualquier circunstancia en la que se configure violación de los derechos humanos y morales de una determinada persona.
 
Se le ha dado mucha connotación al trino del expresidente por razones evidentes: una por la persona del expresidente; dos por la persona del columnista y, tres, por la interpretación sexual que se deduce del trino. Pero en el fondo una injuria y calumnia es la misma en términos del Código Penal, sea que alguien sea acusado de violador o de ladrón.
 
Tras la libertad de expresión y de opinión no puede parapetarse el periodismo para arremeter con frecuente injuria y calumnia, algunas veces, contra personas que no son de sus afectos, como p.ej., políticos y servidores públicos.
 
Connotados periodistas de los grandes medios colombianos tienen cotos de caza política: unos piden a gritos, desde sus columnas, la renuncia de Santos porque como dicen, y a él le cae como anillo al dedo, no es santo de su devoción; otros quieren ver a Uribe en la cárcel ya, ojalá con auto de extradición. Y en sus columnas la injuria y la calumnia es el adorno de su léxico en uno y otro caso. Llega a tanto su fobia, que para desfogar contra ellos su arsenal, consideran a sus séquitos de la misma calaña, y si tienen que estigmatizar a un inocente para zaherir al enemigo, no paran mientes: los resultados del plebiscito son ejemplo al canto: todo los que votaron SÍ, son unos “asquerosos” santistas ‘enmermelados’; y todos los que votaron NO, son unos “puercos” uribistas enemigos de la paz o amigos de la guerra, que es lo mismo. Y en ese derrotero vamos a las elecciones parlamentarias y presidenciales del 2018.
 
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Fin de folio.- Por mí, no importa el resultado final de este debate. Puede ganar U. o S., o quedar empatados. Pero la sociedad ha encontrado un motivo más de polarización, de cara a unas elecciones cuyos resultados podrían ser más el fruto del odio que de la reflexión.