LAS OTRAS FARC

LAS OTRAS FARC

Octavio Quintero

05 de julio de 2015

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Los jefes de las Farc que están sentados en la Mesa de la Habana no tienen autoridad sobre los jefes de las Farc que siguen fungiendo de terroristas en las montañas de Colombia, que en eso quedaron al desaparecer de su lucha la cuestión ideológica.
 
En decir, hay dos Farc, y en pugnacidad.: las Farc I, que tienen a Santos agarrado de las partes nobles, sirviéndoles de idiota útil en su afán de alcanzar dos cosas: 1. No pagar ni un día de cárcel y, 2. Incursionar, no en la vida civil como se estila decir, sino de una vez en la vida política  con curules propias, sin haber participado en ninguna elección; y, Farc II, que prefiere seguir con el negocio del narcotráfico como “profesión u oficio conocido”.
 
Quien vea esta realidad así, puede explicarse, entonces, el por qué de lo que se ha dado en llamar “la intensidad de la guerra en medio del diálogo”. En forma más simple: no hay intensidad de la guerra en medio del diálogo; hay un diálogo, y por demás insulso, con las Farc I, y una guerra intensa con las Farc II.
 
En verdad, y como dice el corresponsal en la Red Social El Satélite (RESES), Álvaro Ramírez, los dos bloques más poderosos y violentos de las Farc, es decir las Farc II, nunca han apoyado el proceso de paz.
 
Entre Santos y las Farc I le están forjando al país la mentira de que tienen unidad de mando y autonomía para negociar una paz general y extensiva a todo el territorio nacional. No hay tal, los siniestros Bloque Sur, al mando de alias, El Paisa, que opera en Chocó, Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá, Huila y Tolima, y el Bloque Oriental que opera en el Meta, Casanare, Boyacá y Arauca, están fuera del proceso, como lo está el ELN y las Bacrim (bandas criminales), definición “piadosa” que le disfraza al país la mentira (otra más), de que fue efectiva la desmovilización de los paramilitares en el gobierno anterior.
 
La conclusión es dramática: ni Santos tiene gobernabilidad suficiente para imponerle al país una negociación de paz, bien forzada por cierto con las Farc I, ni éstas tienen unidad de mando para imponerle a las Farc II los acuerdos de La Habana.
 
Estas mentiras le está haciendo mucho daño al proceso de La Habana porque, si al país se le dijera la verdad, dese por seguro que el gobierno tendría todo el apoyo para seguir dialogando en La Habana con las Farc I, sin hacerle extensiva tanta complacencia a las Farc II, que, por todos los medios, lo que andan diciendo con sus actos terroristas es que quieren empecinarse en la guerra, y que quede claro también que no luchan por cuestiones políticas sino económicas.