En mi calidad de militante del Polo Democrático desde su fundación, me permito darle mis agradecimientos por la designación de la doctora Clara López como ministra de Trabajo.
Con esta actitud nos hizo Ud. un gran favor porque, aunque notábamos en el comportamiento de la mencionada doctora una actitud demasiado meliflua y vacilante que ablandaba ostensiblemente nuestra situación de oposición al gobierno, no teníamos motivos valederos para cambiarla porque administrativamente se desempeñaba bien y en ningún momento podíamos decir que había cometido alguna falta o violación a los estatutos.
En muchas ocasiones se hizo la pendeja con la actitud de algunos comités departamentales que permitieron el ingreso a las listas de aspirantes a Cámara o Senado de algunos malos elementos que, afortunadamente, no tuvieron suficiente votación, pero por lo demás, ella supo manejar muy bien los hilos de la política, especialmente cuando estuvo de candidata a la alcaldía de Bogotá, en cuyos debates era difícil entender su posición al compararla con la de los candidatos Pardo Rueda y Enrique Peñaloza. De todas formas su comportamiento nada completo ni claro fue causa de divergencias con algunos otros dirigentes del Polo que ellos prudentemente callaron para buscar unidad en estas elecciones.
Ahora que Usted ha decidido nombrarla como su empleada, ella renunció a la presidencia del Partido, y como no puede representarlo, entonces deseamos que le vaya bien... Ahora el Polo Democrático quedó facultado para elegir un nuevo presidente que lo dirija y represente exactamente lo que es un partido de Oposición.
La misión de los medios de comunicación social no es la de ser pregoneros del gobierno de turno sino críticos de su gestión y auténticos voceros de la opinión popular que resulta ser la más indefensa del poder establecido
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