EL PRINCIPIO DEL FIN

EL PRINCIPIO DEL FIN

La “Sobrina Pálida” del expresidente López se acerca al fin de su tardía carrera política, florecida a la sombra del Polo Democrático hace apenas unos cuantos años

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Octavio Quintero (Octubre de 2014)

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En su afán de figurar en el rating de los precandidatos a la alcaldía de Bogotá, la excandidata presidencial, Clara López, ha salido a decir, con doble sentido, que el senador Robledo la retó a pelear. ¿Qué quiere decir con ello? No lo aclara la infidente, dejando a la libre interpretación, si fue que el senador Robledo la retó a los puños o “a dar la pelea” frente a él por la supremacía de uno de los dos en Polo.
Difícil creer que un senador, tan curtido en álgidos debates de mayor envergadura, haya sugerido siquiera fajarse a los puños con la excandidata presidencial.
Más bien, se percibe el aroma de una estratagema política de Clara, para mantenerse enhiesta en las encuestas por la alcaldía de la capital del país, y qué mejor que casar la pelea con el senador estrella del Polo, buscando atraer en su favor los odios viscerales que buena parte del establecimiento político le depara, simplemente por no dejar hacer, no dejar pasar todo lo que el gobierno propone ante el Congreso; o también, por desvelar descaradas corrupciones como el robo a la salud y el robo de baldíos que le ha costado la cabeza a más de un intocable tiburón.
“Aprendes rápido”, decía una propaganda de televisión en boca de un marido que le entregó por primera vez el carro a su mujer y salió con vida de milagro. Pues, Clara López, por lo visto, no fue sino acercarse a Santos para aprender el juego sucio que aconseja J.J. Rendón como estrategia imperdible en cualquier campaña política desprovista de náuseas.
No le va a funcionar a la excandidata presidencial porque la alcaldía de Bogotá, si solo de Santos dependiera, está reservada para su escudero Rafael Pardo. Y porque, por la alcaldía de Bogotá, van a luchar a muerte* los aspirantes a la Presidencia en el 2018, encabezados por  Vargas Lleras y una selecta lista en la que no está ni cabe “la niña pálida” que, como en el dicho popular, puede quedarse sin el pan y sin el queso: sin la alcaldía de Bogotá y fuera del polo, rematando con languidez una carrera que debió haber tenido mejor suerte: ¡Lástima!

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* Fin de folio/Menos mal que Robledo no utilizó la frase “luchar a muerte” porque, si no, ¡qué cosa tan oscura estaría inventando Clara!