EL FANTASMA DEL VOTO EN BLANCO

Dentro de las opciones democráticas de última generación, el voto en blanco contempla un poder inmenso de renovación política que poco a poco los electores van descubriendo…    

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Octavio Quintero

04 de octubre de 2015

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A 21 días de las elecciones locales en Colombia, si el voto en blanco (VB) tuviera la mínima publicidad que tiene el común de los candidatos a las alcaldías y gobernaciones, seguramente podría ganar en muchas jurisdicciones, incluyendo importantes capitales de departamento.
 
No solo no tiene la exposición mediática de que gozan los candidatos de todas las pelambres, sobre todo la rosca de los mismos con las mismas, sino que en los más importantes medios de comunicación apenas se menciona al desgaire la intención de la gente por el VB, en una mal disimulada manera de censura que, por lo demás, no parece gratis.
 
A pesar de todo, de lo que sí podríamos estar seguros es que al final de la jornada electoral que se avecina, el VB va a poner record de participación en toda su historia, pues, resulta evidente que los electores han venido entendiendo que votar en blanco es emitir a través de las urnas una opinión democrática de protesta general contra los pintorescos y estrafalarios personajes que se han adueñado del poder.
 
Nunca antes los tradicionales encuestadores habían registrado guarismos tan altos como en esta oportunidad, destacándose Bucaramanga en donde el VB, según la última encuesta (de septiembre)  de Cifras y Conceptos, va por delante (28%) del candidato de mayor opción, Carlos Ibáñez (27%).
 
En esta misma novedosa forma de participación democrática, el VB se reporta en Medellín con el 18%;  Bogotá con el 17%;  Cali con el 10% y Barranquilla con una intención de voto del 10 por ciento… Y así sucesivamente debe estar registrando su presencia en muchas otras ciudades y poblaciones del país en donde la consuetudinaria abstención nos grita que la democracia en Colombia es solo una lánguida forma de papel que enmascara un régimen que desde hace años gobierna no solo a espaldas de la sociedad sino contra los más caros intereses de la comunidad.
 
Tal vez pasarán algunos años más antes de que el VB empiece a dar sus frutos, si lo dejan, porque, vale la pena insistir en que el VB se aproxima a su mayoría de edad sin resolver aún su situación jurídica.
 
Por ahí duerme en la Corte Constitucional una demanda del exmagistrado Jaime Araujo Rentería en donde se debe definir si el VB es un candidato más al que solo le basta con sacar la mayor votación para imponerse en la respectiva jurisdicción electoral o si, como piensan otros, requiere ser la mayor votación del total de votos válidos emitidos en la respectiva jurisdicción.
 
Una detenida lectura del artículo 9º del acto legislativo 01 del 2009 que buscó resolver el debate sobre mayoría absoluta y mayoría simple en torno al voto en blanco se presta a la ambigüedad, pues, dispone repetir la elección (…) “cuando del total de votos válidos, los votos en blanco constituyan la mayoría”.
 
Como no es la intención aquí defender una u otra interpretación, por eso se venía insistiendo en que la Corte Constitucional pudo haber aprovechado la oportunidad para resolver jurídicamente la discusión basada en la demanda en curso del exmagistrado Araujo Rentería…
 
Pero, al parecer, ya nos vamos a estas nuevas elecciones locales con la misma incertidumbre,  celebrando, eso sí, que el VB siga creciendo como alternativa política en Colombia, pues, estamos de acuerdo en que, dentro de las opciones democráticas de última generación, el voto en blanco contempla un poder inmenso de renovación política que poco a poco los electores irán descubriendo…