DESENTERRANDO LA HISTORIA
Esa historia que está por contar, tal vez la verdadera historia de Colombia, también encierra un gran interrogante hace 100 años que, a pesar de ser vox populi, sigue ahí, como eso: ¿Quién ordenó matar a Uribe-Uribe?
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La verdad, aunque sea cierto lo que se revela en la novela del historiador colombo-alemán, Philip Potdevin (“En esta borrasca formidable” – Ediciones, Desde Abajo) requiere de una prueba reina que sería, a tantos años de distancia, el reconocimiento del Estado y la Iglesia Católica de que, efectivamente, fue en estas instancias que se urdió el asesinato del más importante caudillo del 1914: RAFAEL URIBE-URIBE.
Ya no se trata de un reconocimiento político, pues, entre liberales y conservadores, y también entre religiones, que entre el diablo y escoja, sino el reconocimiento histórico de un crimen que preanunció la impunidad de otros crímenes de la misma estirpe: Gaitán, Galán, Pizarro, Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, Álvaro Gómez Hurtado y ese negro largo etcétera en el que se encierran paradojas colombianas como la de ser la más vieja democracia de Latinoamérica, el país más violento y, a la vez, el más feliz del mundo: ¡Válgame Dios!
El periodista, Jorge Consuegra, un cazador de notas originales, entrevista al historiador valluno de origen alemán: Philip Potdevin, en el portal “Buque de papel”, y la entrevista es deliciosa y, por supuesto, reveladora de un libro que todos aquellos escritores e investigadores jóvenes, y por supuesto, todo el mundo culto en general, debiera llevar a la almohada.
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“Magnicidio de Uribe-Uribe, envuelto en cortina de humo”, dice Potdevin.
El historiador Potdevin (izquierda) y el periodista Jorge Consuegra.
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