En la otra Colombia sin las Farc-Ep

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Quién lo creyera: las Farc prestaban –sin querer queriendo—una labor de patria que ahora caemos en cuenta, poniendo en evidencia la desinstitucionalidad del país en esas regiones olvidadas que designamos como la otra Colombia.

Ya sabemos que la razón principal del auge en el cultivo de coca se debe al retiro de las Farc de las zonas de producción las que mantenía controladas, no por combatir el narcotráfico, sino por mantener arriba el precio de la droga, al fin y al cabo hacían parte del negocio y, quizás, sigan adentro, pues --si lo sabrá Colombia--, todo el que entra al pingüe negocio ni quiere ni lo dejan salir ileso.

Las cifras del aumento de siembra de coca son tan escandalosas que el mismo gobierno de EE.UU. ha notificado al gobierno colombiano que, o controla el cultivo de coca en el país o lo controla él, en donde la intervención militar queda incluida, o mejor dicho, está incluida desde rato.

También los medios nos están notificando del auge de los grupos fuera de la ley en los territorios antes bajo el control de las Farc. En ellos tenemos tierra abonada para el fortalecimiento del ELN, los Urabeños, las Bacrim, las autodefensas de todos los pelambres y, por supuesto, el narcotráfico en toda manifestación.

Y el otro frente en donde las Farc servían de barrera de protección era en la deforestación… Pacificadas las Farc, el auge en la deforestación es impresionante, según empiezan a decir respetables ambientalistas con cifras a la mano, avaladas por el propio Estado, a través del  IDEAM y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Se esperaba que algo así ocurriera tras la desmovilización de las Farc: era obvio que sus territorios quedaran a disposición del primero que les echara mano, y de lógica,  se esperaba que fuera el Estado: pues, no, una cosa es que el territorio colombiano llegue hasta las fronteras con Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Panamá, para hablar solo de la frontera terrestre, y otra, que hasta esos mismos límites llegue el Estado Soberano.

Y atérrense: el gobierno sabe dónde se están fortaleciendo los pares de las Farc; dónde está creciendo el cultivo de coca y dónde se está deforestando a razón de 30 hasxh, 720xd, 21.600xm y casi 260.000 hectáreas de bosques por año… y parece declararse incompetente –o lo es—para ejercer su soberanía en esos territorios.

La conclusión es macabra: por el daño que representa para el país el fortalecimiento de los pares de las Farc-Ep; el auge de los cultivos de coca y la deforestación galopante, todo esto, al decir de los analistas, como resultado de la desmovilización de las Farc-Ep, pareciera que nos está resultando más grave el remedio que la enfermedad, y si fuera de eso, por el remedio estamos pagando un costo inusitado que incluye graves violaciones a la constitución y a los derechos humanos, pues, apague y vámonos…

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Fin de folio.- Estamos como la filosofía de la mula que le dice al arriero que la lleva a punta de látigo: ahora no sigo, ni me quedo ni me devuelvo.

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