CÍRCULO VICIOSO

 

Circulo vicioso se denomina a cualquier acto del cual se desprende una cadena de sucesos que desemboca en el acto inicial sin la posibilidad de tener un final diferente

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Los partidos políticos de la Unidad Nacional andan en cosecha de votos y de recursos, dos cosas que se obtienen al mismo tiempo por intermedio de los avales que se vienen negociando para las próximas elecciones locales.
“Resulta y pasa”, como dice el docto vulgo, que son precisamente los más corruptos los que disponen de fuertes sumas de dinero para pujar por los avales, dinero que también les sirve para comprar los votos que sean necesarios para su elección.
Así, los partidos políticos de la mermelada palaciega matan dos pájaros con la misma piedra: les entran buenos pesos y buenos votos para alardear luego de su caudal electoral, con lo que, de paso, elevan su capacidad de chantaje al gobierno de turno en lo nacional, departamental o municipal.
Esto es un típico círculo vicioso establecido para la acomodación de un poder mafioso, casi imposible de anular a través de las urnas. Por eso, las oportunas advertencias de la MOE (Misión de Observación Electoral) sobre la “laxitud en la entrega de avales”, no pasa de ser el inicio de la consabida cantinela preelectoral, bien definida por Elisabeth Ungar, presidenta de la MOE, como “los avales o la historia que se repite”.

A propósito

Memorias mías.- En un acto, más de publicidad que de ética, el presidente de Cambio Radical, Juan Manuel Galán, renunció a la presidencia en protesta por los avales que se venían dando en la Costa Atlántica, impuestos por los barones electorales… Debió haber renunciado al Partido, como hizo su padre, Luis Carlos Galán, en protesta cuando Turbay Ayala se apoderó de las huestes liberales a partir de 1974, consiguiendo dos rotundos éxitos o desventuras nacionales (depende del color del cristal con que se mire): la no reelección de Carlos Lleras en 1988 y, en cambio, su elección como Presidente en el mismo año.