ADIOS AL AMIGO

ADIOS AL AMIGO

 

Ni se compra ni se vende… pero se alquila

--Variedades/Grupo Editorial El Satélite

(Director Octavio Quintero)

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Cerrando este mes del amor y la amistad, el negocio de alquiler de amigos-amigas a personas que se encuentran solas y aburridas en el mundo entero, es de una proyección empresarial inusitada a través de Internet
Móvil Ameego, una de tantas, es una de las plataformas de mayor demanda en Estados Unidos y Europa, aunque también existen Rent a Friend, Rent a Local Friend (brasileña) o la bogotana, cartelurbano.com.
Cuando entre los “amigos” que se tienen cotidianamente no hay nadie dispuesto a seguir nuestros planes de cine, discoteca o shopping; o se está de viaje y no tiene amigos ni conocidos en la ciudad, como viene a ser el caso de muchas personas, llamar y pedir el servicio de un acompañante es hoy en día tan común como pedir un taxi.  
La idea de Ameego nació en Colombia del magín del texano, Clay Kohut quien, durante una visita a Bogotá se contactó, de buenas a primeras, con alguien que le ayudó a integrarse, a tal grado, que el gringo pensó: “Le hubiera pagado por eso”… Y, ¡ZAS!: esa es la idea. La reflexión siguiente fue: si la tecnología ha logrado conseguir a través de Uber un coche de un extraño y con Airbnb alquilar la casa de un extraño, ¿por qué no crear una empresa que puede alquilar al extraño?
No se emocione ni crea que se está descubriendo el agua tibia al tratarse de una variante de la profesión más vieja del mundo: la prostitución. No señor, inclusive en los contratos que se suscriben en algunas plataformas, los servicios del alquiler de amigos-amigas, no solo no buscan aventuras amorosas, sino que incluso prohíben el contacto físico.
Ahora que, si después del servicio de alquiler de amigo-amiga quedan lasos de amor, ya ese es otro cuento… Se pueden continuar: ¿quién lo puede prohibir, si el amor es libre?, pero por fuera del convenio inicial, y gratis… Ya eso no está incluido en la factura de amigos-amigas porque, entre otras cosas, la prostitución es una actividad prohibida en Estados Unidos y Europa y se persigue como a cualquier otro delito.
Cartelurbano.com, la plataforma bogotana, le dice: “En este sitio web podrá alquilar un "amigo" por 10 dólares la hora, además de una membresía obligatoria. Sin embargo, dependiendo del tipo de actividad puede regatear para que la amistad no le salga tan cara.
Este servicio está en varios países del mundo, incluido Colombia. Luego de ingresar a la página y registrarse, podrá ver las fotos de los usuarios, filtrar la información por hombre o mujer, e incluso la edad. Así alquilará un amigo con seguridad, sin miedo a perder la platica”.
En la guía de casi todas las plataformas amigas usted puede encontrar la pareja ideal: amiga de bolos, amiga para consejos personales o amiga para ir a la iglesia";  o simplemente a alguien con quien echar cháchara por teléfono hasta que la pila aguante o se acaben los minutos… y así, entre otras ofertas.
Ahora usted no solo puede valerse del doctor Google para elaborar su tesis de grado, recordar las citas de los filósofos, escritores, economistas y políticos, o escudriñar infinitas historias de la formación del mundo, el universo y hasta un supuesto muy cerca del origen de Dios, sino para proveerse, como diríamos entre nosotros, “un rato de sano esparcimiento en compañía de una buena compañía”.
Esa es la diferencia de estas plataformas, que pueden exhibirse al aire libre  en tanto que su negocio no vaya más allá de la amistad y se confunda con la prostitución.
Internet permite satisfacer todo tipo de necesidades, aumentando en los últimos años los servicios que ofrecen desde alquilar algo tan útil como un coche o un departamento. Hay servicios más insólitos: un granjero suizo alquila vacas para ordeñar, y tiene muchos clientes, sobre todo de tercera edad, que quieren recordar sus viejos y buenos tiempos… Y hasta un grupo de paparazzi se ofrece por Internet para seguir “discretamente” a personas que se quieren sentir actores de Hollywood. Y, en Japón, se pueden alquilar, por módicas sumas, personas dispuestas a pedir perdón de forma humilde a nombre de uno, un servicio que tal vez pueda interesarle a las Farc.