VÍCTIMAS: UN CASO EMBLEMÁTICO

23.09.2016 01:00

Denuncia/Grupo Editorial El Satélite

Director/Octavio Quintero

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Como chiste se cuenta que cuando a uno lo quieren ‘sacar de taquito’ lo que hacen es pedirle cosas increíbles como, por ejemplo, una carta de recomendación de la abuela de su abuela… Pero que a uno le pidan eso en serio, nunca se había visto.
 
Pues, resulta que la senadora y codirectora del Partido liberal, Sofía Gaviria Correa, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, se topó con esta cruda realidad en Dabeiba, Antioquia, en cabeza de la señora, Rosa Lina Guisao, de 81 años de edad, a quien le exigen presentar el registro de defunción de su abuela, fallecida en los años 20, para poderla reconocer como víctima del conflicto armado (¡¿?!). ¡Qué es esto, por Dios!
 
Esta anciana (¡81 años!), no solo ha vivido atormentada por la violencia, que en este municipio caliente de Antioquia, para los que no sepan, fue y es cosa seria, sino que ahora, al tilín-tilín de los acuerdos de paz de La Habana, en donde se les aseguran el oro y el moro a los victimarios de las Farc, a una pobre víctima le exijan semejante prueba dizque para poder reconocerla como tal. Podemos estar seguros que la señora Rosa Lina, no es la excepción del proceso, sino la norma generalizada que adorna el comienzo del azaroso posconflicto que nos espera, cuando se apaguen las luces de La Habana y nos pongan el anuncio indicando que la función ha terminado.
 
En su habitual columna de El Mundo, de Medellín: “¿Es la hora de las víctimas o la de los victimarios?”, la senadora revela esta historia y otras de igual incredulidad como, también por ejemplo, someter a las víctimas a encuestas humillantes en las que se les preguntan, cuántas veces comen huevo o carne a la semana (¡¿?!).
 
Probablemente a la señora Rosa Lina le arreglen la situación tras la denuncia de la influyente senadora liberal y la exposición de su caso en los medios… ¿Pero tendrán la misma suerte las miles de rosalinas que seguramente surgirán a lo largo del proceso? Se puede apostar a que no.
 
Es lo mismo que pasa con esos aberrantes casos de las EPS en donde mueren a la puerta de hospitales y clínicas muchos pacientes y, de cuando en cuando, un medio de comunicación denuncia un caso y al siguiente día la noticia exhibida como gran solución es que “tras la denuncia que hicimos ayer, la EPS tal, ya resolvió el caso”, ¿pero cuántos más, amparados en la impunidad, quedan insolutos?
 
Para ponerles un ejemplo vivo, no inventado, yo, Octavio Quintero, llevo casi un año esperando turno ante la clínica San Rafael, de Bogotá, para una operación del “manguito rotador” y semanalmente me responden: “no hay agenda”.
 
A las víctimas del conflicto, con excepción de aquellas rutilantes que pueden causar escándalos,  acuérdense de este editorial, serán revictimizadas –como dicen—porque no solo no se les resolverá nada sino que serán sometidas a una nueva frustración.
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Fin de folio.-Ya llevo muchos años como periodista y editorialista viendo y denunciando estos engaños sociales, y nunca me he equivocado… Daría lo que me resta de vida porque ésta vez sí…

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