RED-GES

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Director: Octavio Quintero

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El Senado acogió esta tarde del 20 de junio, en su última sesión de la presente legislatura, el proyecto de ley que reduce del 12 al 4 por ciento la cotización de todos los pensionados a salud.

Era una iniciativa que los pensionados venían trabajando desde cuatro años atrás, con grandes dificultades por su falta de unión, inicial; por la falta de acompañamiento sindical, hasta el final; por oposición del mismo gobierno y, por último, por las argucias mal disimuladas que interpusieron en la recta final la senadora Claudia López junto al senador, Navarro Wolf, ambos precandidatos presidencial del Partido Verde.

La votación final fue por unanimidad: 58 senadores presentes. Se extrañó la incapacidad médica que hizo llegar a la plenaria la senadora, Claudia López, quien dos días antes, en carta abierta había llamado “estimados amigos pensionados” y hoy los dejaba expósitos en momento tan crucial.

Superada la etapa legislativa, el proyecto pasa a sanción presidencial donde corre el riesgo de que el Presidente lo objete por uno de estos dos motivos: por inconveniente o por inconstitucional.

1. Si es por inconveniente, el camino a seguir es que el Congreso se ratifique en lo aprobado y, en tal caso, el Presidente tendría que sancionarlo, y si se resiste, puede sancionarlo en su defecto el presidente del Congreso.

2. Si es por inconstitucional y el Congreso se atiene a lo aprobado, entonces el proyecto pasa a estudio de la Corte Constitucional. Si la corte halla infundada la objeción, se convierte en ley y si la acoge, se hunde y se archiva.

Lo bueno de que el Congreso le haya botado la pelota al presidente Santos es que ahora se podrá ver qué tan sincero era en la campaña de reelección del 2014 cuando textualmente dijo que era una injusticia el descuento del 12 por ciento como cuota de salud a los pensionados y que iba a apoyar el proyecto de reducción al 4 por ciento que cursaba en el Senado.

Un presidente con tan baja imagen pública (12%), según las últimas encuestas, no puede darse el lujo de objetar un proyecto de tanto calado social, a menos que quiera correr el riesgo de desaparecer por completo del mapa de la opinión pública.

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