NO A LA LIBERTAD DE CALUMNIAR

23.07.2014 10:04

No confundamos la calumnia en la libertad de expresión; no, por favor

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Si de la calumnia algo queda en contra de la víctima, pues, resulta apenas obvio que también le quepa “su buen palo en la cabeza” al difamador. La calumnia, dicen los analistas “refleja lo miserables que a menudo somos”; y Hugo J. Byrne (reconocido escritor y periodista cubano), sostiene que… "El más antiguo y cobarde instrumento de la maldad es la calumnia. Tiene un poder extraordinario y el residuo de sus devastadores efectos resiste que su insidia sea enérgica y conclusivamente refutada (...) La calumnia es el arma favorita de los traidores; la sempiterna agresión rastrera y furtiva de quienes no son capaces de enfrentar a sus enemigos de frente y sin temor a las consecuencias”.
Está claro que en Colombia existe el delito de calumnia e injuria. Y no tiene excepción, como decir que cuando la calumnia y la injuria se hacen a través de un reconocido medio de comunicación, ya no es delito porque en tal caso pasa a ser “Libertad de expresión”.
¡No señor!: defender ese principio es acentuar el ejercicio de un periodismo libertino que desdora “la profesión más bella del mundo”.
Y ojo que en el Código Penal, no solo es responsable la persona que injuria y calumnia, sino el medio que acoge su difamación: “Artículo 222. Injuria y calumnia indirectas. A las penas previstas en los artículos anteriores quedará sometido quien publicare, reprodujere, repitiere injuria o calumnia imputada por otro, o quien haga la imputación de modo impersonal o con las expresiones se dice, se asegura u otra semejante”.
Por el camino de la libertad de expresión, entendida en la forma en que con ocasión del caso de un internauta que fue condenado a 18 meses de cárcel, más una multa de 10 millones de pesos,  el periodismo está llegando al fin de su historia: eso no es periodismo ni queda graduado de periodista todo el que haga clic en… “comente esta nota”. Comentarios tan groseros como los que se vierten en estos espacios, han sacado de Internet a periodistas tan famosos como Daniel Samper. Da asco leer la generalidad de estas “participaciones” en respetables y poderosos medios de comunicación en Colombia.
Pero, digamos que como “libertad de expresión” yo pueda decir y emitir lo que quiera y contra quién quiera… Ah, bueno: pero me atengo a las consecuencias contempladas en las normas y las leyes, si no, lo que se estaría era dando patente de corso a unos (periodistas y medios) para disponer de la honra y buen nombre de otros (todos los demás).
La tecnología que nos ha permitido llegar hasta el profundo mundo de comunicaciones digitales que hoy tenemos, nos permite también mantener la asepsia y ética informativa  no solo por estilo personal sino por ley: recuérdese el artículo 222 atrás citado.
Mantener la norma y exigir su cumplimiento, no solo es obligación de los jueces, y más a nivel de las altas cortes, como es el caso en comento, sino que da vía a una necesaria aclimatación de cultura general en la que podamos discutir nuestras diferencias de toda índole sin necesidad de matarnos física y moralmente.
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Fin de folio/ No se defiende a nadie alcahueteándole, ni se protege un medio tan importante como Internet interpretando que la libertad de expresión consiste en decir lo que nos dé la gana sin ninguna responsabilidad.

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