El precio de un narcotraficante

15.04.2011 05:28

Por: Armando Cardona Cataño (armandoca@une.net.co).-

 

De acuerdo con lo poco que ha trascendido en torno a la intimidad que se agita en las entrañas del alto gobierno tanto de Estados Unidos, como de  Colombia y Venezuela con respecto a la extradición del Narcotraficante  sirio¬-venezolano  Walid Makled, detenido en la ciudad  fronteriza de  Cúcuta, son muchas las conjeturas que  pueden hacerse a la luz del protuberante hecho, no propiamente por lo que representa la detención en si, sino por el entrabado  que moviliza toda una telaraña política.

El Presidente  Colombiano Juan Manuel Santos en la mitad del problema, sacó a relucir la habilidad de jugador político que lo ha caracterizado, porque tenía que sortear la presión de los dos países en cabeza de sus presidentes,  Obama y  Chávez, quienes con el  ropaje de una coyuntura eminentemente legal, habrían de hacer uso de la situación de Makled para satisfacer intereses políticos en su beneficio, mediante la extradición del narcotraficante, solicitada a Colombia por ambos.

De éste se afirma que tiene muchos secretos que interesan a las dos naciones, que registran en este momento diferencias que han agrietado sus relaciones, a tal punto, que ni uno ni otro tienen embajadores acreditados en sus países  desde hace varios meses, debido a la confrontación que los distancia, no obstante las significativas relaciones comerciales, como que los Estados Unidos son el principal comprador de petróleo que tiene Venezuela, y a su turno, éste tiene en aquel, el mejor pagador.

Qué Pasa? que el narcotraficante afirma que altos mandos militares muy afectos al chavismo, se han lucrado de los dólares que produce  el trasiego y la venta de la coca, y ha dado nombres de importantes uniformados. Delaciones que quiere conocer el gobierno americano, para los efectos políticos  de suponer. A su turno, algunos analistas de prensa afirman que la extradición a Caracas de Makled, puede tener como resultado final, silenciarlo.

Decíamos que el Presidente Colombiano está en medio de la situación, la cual le ha servido para mostrar su habilidad política y sacar provecho  de ella para  justipreciar su posición de carcelero del narcotraficante. Forzando un poco la historia de Judit y Holofernes, resolvió entregarle la cabeza del narco a Chávez porque de esta manera no solo  ratifica la confianza en su “nuevo mejor amigo”, dando pruebas de lealtad, sino, de paso, empezó  a quitarse el peso que significa una solicitud de extradición por narcotráfico proveniente de Estados Unidos, peticiones que siempre atendía Colombia por encima de cualquiera otra consideración.

El Presidente colombiano sabía el agua que lo mojaba desatendiendo esta petición norteamericana, por lo que de nuevo puso sobre la mesa sus cartas, y autorizó a miembros de la DEA, para que antes de entregárselo a Chávez, lo entrevistaran y obtuvieran la información que en la Casa Blanca habrían de requerir  para hacer  uso de ella en el momento preciso. La Secretaria de Estado, la señora Clinton, expresó su conformidad por el  procedimiento y el resultado que habrán de arrojar las confesiones y las delaciones de Maklet.

En otros términos, el refranero popular latino define esta jugada del Presidente como la de prenderle una vela a Dios y otra al diablo. Es decir quedar bien con los dos gobiernos que pedían la extradición de Maklet.

Empero, a nivel de comentarios de prensa  y de políticos, el Jefe del Estado Colombiano no sale bien librado. Veamos:   El periódico de Washington Post, en su edición del 11 de Abril de 2011, al editorializar sobre el hecho,  lo califica  “como un trato sucio”, afirmando en la pluma de su editor Jachson Diehl  “que el Presidente Colombiano ha estado justificando su decisión a viejos amigos en EE.UU. “que no sabía al momento de comprometerse con Chávez,  que Maklet era tan importante mientras en público cita argumentos legales “No muy convincentes”. El comentarista no termina ahí su acida crítica, porque más adelante afirma:” Obama está a punto de perder la extraordinaria oportunidad de enjuiciar a uno de los narcos más grandes del mundo y con el que podría dar un golpe de gracia al líder más “anti EE.UU” en la región”.

Otro crítico relevante ha sido el ex presidente colombiano Álvaro Uribe, quien desde un principio opinó que el narco debía ser extraditado a los Estados Unidos, con lo cual y recordando al refranero, con una sola piedra mató dos pájaros, porque con su opinión radicaliza su distanciamiento con su sucesor y ex ministro estrella, y ratifica su malquerencia hacia Hugo Chávez.

El enredo no para ahí, porque de acuerdo con el tratamiento que se le de a Maklet en Caracas, se montará un segundo round, en el cual seguramente intervendrá la Casa Blanca para hacer públicas las confesiones del narco a emisarios de la DEA y de paso volviendo al refranero, “con una piedra matar dos pájaros: Santos y Chávez quienes   pagarían  de esta manera EL PRECIO DE UN NARCOTRAFICANTE.

  

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