DÍA INTERNACIONAL DEL TRABAJO...

15.04.2017 06:20
A MARCHAR POR NOSOTROS MISMOS

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GES (Grupo Editorial El Satélite)

Director: Octavio Quintero
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Referencia: Reforma económica
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Nos aproximamos al 1º de mayo, Día Internacional del Trabajo; día de marchas pacíficas en todo el mundo, recordando los “Mártires de Chicago” sacrificados hace  131 años (1886) en aras de la justicia social, esa que en esta ocasión, la OIT subraya como la clave para que se pueda instaurar una paz estable y duradera.
 
O sea que sin justicia social no hay paz “estable y duradera”. ¿Qué tan lejos está Colombia de ese concepto universal de justicia social?
 
Si la justicia social está basada, en primer lugar, en la equidad, el coeficiente de Gini,  según el Banco Mundial (marzo del 2016), la desigualdad en Colombia marca un puntaje del 53,5, una de las más altas del mundo y la segunda más alta de los países latinoamericanos, solo superado por Honduras.
 
Estamos implementando en Colombia el acuerdo de paz con las Farc-Ep, concentrados solo en aquellos desarrollos que benefician directamente a los actores del conflicto: gobierno y guerrilleros (los victimarios), soslayando los intereses de las víctimas y de la sociedad civil toda, y en este particular, los intereses de los trabajadores.
 
Los principales columnistas y editorialistas de la gran prensa se hicieron los desapercibidos sobre la tremenda noticia de que el Consejo de Estado halló inconstitucional el decreto de incremento del salario mínimo expedido por el gobierno para el año 2016, acogiendo una demanda que en tal sentido elevó el entonces procurador general, Alejandro Ordoñez, porque el aumento fijado (7,0%) se ubicó por debajo del costo de vida (7,26%) para las personas de bajos ingresos.
 
El propio magistrado que elaboró la ponencia de inexequibilidad, Gustavo Gómez, aclara que solo se trata de un fallo de “nulidad” que no tiene efectos sino a futuro, es decir, ese 0,26% que a lo largo del año 2016 el Estado y la empresa privada les robaron a los trabajadores de Colombia, en su bolsillo (en el de los ladrones), se quedó.
 
Tal vez (pensando con el deseo), este gobierno, que ha dado las interpretaciones más torticeras a la constitución, podría haber hecho aprobar por el Congreso (y todavía lo puede), un acto legislativo en el cual se ordenara abonar a los trabajadores en su nómina lo correspondiente a los 12 meses que se les birló lo que legalmente debieron haber devengado. Claro: eso sería si en este país hubiera justicia social.
 
El segundo ítem incorporado a la definición de justicia social es el de los Derechos Humanos, y se recuerda que la justicia social es esencial para que pueda haber en el país una paz estable y duradera.
 
En la lista de la ONU, los DH son 33. Todos son importantes, pero para efectos de la reflexión de este editorial se destacan el derecho a trabajar en condiciones equitativas y satisfactorias y el derecho a la huelga laboral. ¿Pasamos el examen en este campo? ¡Ah difícil!
 
En resumen, en términos del Día Internacional del Trabajo, llevamos 131 años luchando por la justicia social, y cada día peor, especialmente después de la irrupción en el mundo capitalista del neoliberalismo, en la época de Reagan (1981-1989).
 
Seguramente veremos este próximo 1º de mayo a mucha gente en las calles de las principales capitales y poblaciones del país enarbolando carteles de “Abajo Santos” y similares, y con toda razón: el presidente actual es uno de los más desprestigiados gobiernos de todos los tiempos. Pero el verdadero enemigo de todos los colombianos es el modelo económico.
 
¿Por qué se nos proponen constantemente reformas de todo tipo: políticas, judicial, tributaria, laboral, de salud, educativa y un largo etcétera, y nunca una reforma económica integral? ¿Por qué este gobierno estuvo dispuesto a negociar con las Farc-Ep un acuerdo de paz, pero en el que nunca se tocara lo concerniente al modelo económico?... Porque esa es el alma del neoliberalismo; y las Farc-Ep al entrar en el juego, todo lo que persiguen es una buena tajada del ponqué, tanto más si se la dan “sin tener que ir a misa”, dice el docto vulgo.
 
Un  buen indicador de inclinación electoral para el 2018 sería en favor del candidato presidencial y de los aspirantes al Congreso que abiertamente propongan cambiar el modelo económico neoliberal por uno que comprenda mayor contenido de justicia social.
 
¿Usted qué piensa?
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Fin de folio.- Ojalá este 1º de mayo del 2017 fuera una clara manifestación del principio del fin del neoliberalismo. Esa sí sería la esperanza de poder alcanzar una paz estable y duradera con JUSTICIA SOCIAL.

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