¿Quién está amenazando de muerte?

Unas preguntas crudas.

Hace un par de años (diciembre de 2009, edición No. 16), el veedor cívico, Benito Barrios, le dijo a El Satélite que estaba siendo amenazado de muerte, y nadie le creyó. Inclusive, la noticia fue calificada como una “tomadura de pelo”, del denunciante al medio de comunicación.

“¿Amenazado Benito?”,  se preguntaban unos con sorna y se respondían los mismos con fina ironía: “Amenazados por Benito”, mejor…

Lo cierto es que, lamentablemente, Benito hoy en  día yace en una clínica entre la vida y la muerte, tras ocho tiros que le metieron esos u otros que le venían amenazando de muerte.

Independientemente de las circunstancias que puedan rodear el trágico momento del veedor, lo cierto es que se ve que sí hay gente en Tocancipá capaz de pagar porque maten a un ser humano. Porque, no se requiere ser Sherlock Holmes para afirmar sin riesgo de equivocación que la orden de matar a Benito salió de Tocancipá.

Es poco o nada lo que sabemos sobre el autor material, y menos sobre el autor (o los autores) intelectuales. Y ni siquiera pareciera importarnos. Ahí seguimos ateniéndonos al chisme, entre los que se dice que una señora declaró a la Fiscalía de Zipaquirá que vio y oyó al sicario cuando supuestamente le dijo: “Hermano me mandaron a matarlo”… - “Usted que va a ser capaz de hacer eso”, dizque le respondió Benito, antes de que comenzara el arma a vomitar sus ocho plomos.

El caso de Benito, por supuesto, es grave. Tanto más a la luz de otras amenazas de muerte que se han denunciado, como la de ese otro veedor, Roberto Restrepo, a la que tampoco parece que le vamos a prestar atención porque, al parecer,  no hay doliente de Benito ni de Restrepo que pida a alguna autoridad competente, eficiente investigación.

¿A qué esperamos? ¿A que la amenaza vuelva a materializarse?

Ayer fue Benito: ¿Quién sigue? ¿Quién está amenazando de muerte en Tocancipá? ¿Quién, en el caso de Benito, pasó de la amenaza a los hechos?

Si lo de Benito no era tan “tomadura de pelo” como inicialmente se creyó, entonces estamos en problemas en esta población porque, aparte de Restrepo, también ha sido amenazado de muerte el candidato a la alcaldía, Pablo Enrique Sierra, mensaje de muerte que este medio pudo ver, junto con otros testigos, en la pantalla de su celular.

Y sin demeritar el valor humano de nadie, algo va de Benito a Sierra. Tampoco se requiere demasiado esfuerzo mental para ver que la amenaza a Sierra ya es de tipo político; de tipo ideológico; de intolerancia social. Y ahí, sí, apague y vámonos…